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sábado, febrero 18, 2006

 

Cervezas y choques elásticos

- Hogar, dulce hogar - dijo Matt mientras las campanillas sonaban al cerrarse la puerta detrás de él.
- Disculpe, el hospital psiquiátrico está a dos manzanas de aquí -replicó Rob con gesto serio.
- ¡Shhhh! ¡Calla, que no oigo las voces! ¿Cómo? ¿Dos?
- ¿Dos?
- Si, Rob. Las voces me dicen que pongas dos cervezas bien frías-y diciendo esto se sentó en un taburete.
- ¿Bud?
- ¿Spencer?
- Que te jodan.
- Hacía tanto tiempo que no me decias esas cosas bonitas...
- Porque no te pasas por aquí, cabrón.
- Si sigues así el próximo San Valentín te pido en matrimonio.
- ¡No me jodas tú también con el puto San Valentín de los cojones! -gritó Rob abriendo de un golpe la cámara donde dormitaban las cervezas-. Menuda puta semana aguantando bobadas. Besitos, carantoñas, tíos con flores por la calle, los centros comerciales facturando millones de pavos...
- Tío, tienes que pasar de eso, como yo.
- ¿A sí? -Rob abrío las botellas con un rápido giro de muñeca dejando una en la barra, frente a Matt, y reservándose la otra para él.
- Claaaaaro. A mí no me ha afectado para nada, para mí ha sido un día normal y corriente, como todos.
- ¿De veras?
- Que va, llevo con ganas de vomitar desde hace dos semanas.
- Pues brindemos.
- Venga.
- Por los olvidados por San Valentín -Rob elevó su cerveza.
- Por ellos, por nosotros -respondío Matt, y justo antes de chocar su cerveza contra la de Rob añadió - Y que a Cupido le metan las putas flechas por el culo y después le den laxante.

Los dos bebieron y durante unos instantes solo se pudo oir el ruido de sus gargantas deglutiendo el refrescante líquido cetrino.



- Que vacío está esto ¿no? -pregunto Matt posando la cerveza en la barra.
- Bueno, hace frío, es jueves, aquí no se pone reggaeton... Todo está en mi contra.
- Bueno, no creo que muchos bares -se interrumpió a si mismo- perdón, quería decir antros, puedan presumir de tener una máquina de discos poseída.
- Cierto, cierto -contestó Rob-. Mira que es hija de perra...
- ¿Por qué no nos echamos un billar? ¿Te apetece?
- Genial. Voy a echar el cierre -dijo Rob cogiendo la cerveza y dirigiéndose hacia el final de la barra-. Matt, ve colocando tú las bolas.
- A sus órdenes.

Matt se levantó cerveza en mano y se encaminó hacia la sucia mesa de billar, pero desvió sus pasos hacia la máquina de discos. Rebuscó hasta encontrar un par de monedas sueltas en uno de sus bolsillos y las metió dentro. Después, como era costumbre, apretó el botón de selección aleatoria de canciones y se fue hacia la mesa. Las tripas del cacharro empezaron a rugir.

- Oye Rob.
-¿Sí?
- A ver si limpias un poco la mesa -Matt exclamó mientras colocaba las bolas en el triángulo-. Si se cometiera un asesinato aquí los del C.S.I. tendrían que hacer horas extras para saber que hay en cada una de las manchas del tapete.
- Se lo diré a la que limpia el local cuando venga -y terminando la frase tiró del cierre de tijera. En las fábricas es el sonido de una sirena o una bocina el que indica el fin de la jornada laboral. Para Rob era el chirrido metálico del cierre el que ponía punto y final.
- Joder, con una cerveza y ya estoy borracho. Pues no te he entendido que tienes señora de la limpieza -dijo Matt moviendo la cabeza en gesto de negación.
- Eso he dicho.
- ¡Coño! ¿Y cuando la toca venir?
- Dejame pensar... ¿Cuando vuelve el cometa Halley?

Matt soltó una sonora carcajada mientras Rob daba la vuelta al cartel de la puerta, la cerraba y echaba el pestillo. En la máquina de discos comenzó a sonar I will survive en la versión de Cake.

- Bueno. ¿Listo para perder? -preguntó Rob.
- Chaval, yo nací para perder.
- Tu optimismo me deja frito.
- Tiene que haber gente de todo tipo.
- Cierto, incluso hay gente como Bush...

Matt tomó el taco y se dispuso a romper el perfecto triángulo de bolas.

- ¿Al mejor de cinco partidas? -preguntó Matt al tiempo que el taco impactaba contra la bola blanca que salía despedida a toda velocidad en lo que los libros de física, donde no hay fricción, llaman un choque elástico.
- Socio -replicó Rob- que son las once y media.
- ¿Y? ¿Mañana madrugas para ir a Wall Street a vender unas acciones?
- No.
- Pues calla y saca otras dos cervezas.
- Porque ya eres amigo mío, que si no...
- Si no, ¿Qué?
- Si no, deberías serlo -contestó sin girarse mientras se acercaba a la barra para sacar dos cervezas más. Seguramente el sol los encontraría al día siguiente allí metidos.



Matt y Rob ya han aparecido en más ocasiones por aquí...

martes, febrero 14, 2006

 

¡Eh, tú! ¡El de las alitas!

Métete las putas flechas por el culo.

domingo, febrero 12, 2006

 
Como odio los domingos...

domingo, febrero 05, 2006

 

¡BASTA!

Tolerancia cero con el reggaeton.

¡Stop killing music!



P.D. Hasta los huevos del puto reggaeton de los cojones...

sábado, febrero 04, 2006

 
Me encantaría acostarme y no despertar nunca más... de no ser porque todavía apareces en mis sueños.

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