jueves, abril 22, 2004
Ingeniería alemana (1ª parte)
Lentamente abrió los ojos. El dolor en el cuello era muy intenso y tenía la sensación de humedad en la cara y también en los pies. Al pasarse la mano por la frente comprobó que era sangre lo que goteaba de sus cejas. Nunca había imaginado que un airbag fuera tan duro.
Había poca luz. Miró a su izquierda y vio a su amigo echado hacia delante, sobre el volante, pendiendo del cinturón de seguridad. Extendió el brazo hasta tocar el hombro del conductor.
- ¡Berto! ¡Berto! ¡despierta! - Gritó mientras le agitaba. Pero Berto no despertó.
Bajó la mano hacia su cuello buscando unos latidos que, tras unos instantes localizó. El pulso era fuerte, cosa que le dejó más tranquilo.
Poco a poco el aturdimiento iba disminuyendo, dejando paso a la consciencia del dolor. Le dolía mucho el cuello, la cara y el pecho. Por suerte ambos llevaban puesto el cinturón de seguridad y el coche iba equipado con cuatro airbags. "Bendita ingeniería alemana"- masculló Nico mietras se esforzaba por presionar el botón que le liberase del cinturón. Al hacerlo se escurrió hacia delante.
-Me cago en mi puta vida... ¿qué mierda ha pasado? - dijo Berto mientras se quitaba el cinturón con una mano y se palpaba la sangrante nariz con la otra.
- Pues que hemos tenido un accidente - contestó Nico.
- ¿Pero... qué cojones es esto? ¡Nico! - chilló Berto con una mezcla de terror y desesperación al mirar por la luna del parabrisas y darse cuenta de la situación.
- ¡Joder!
Ahora la sensación de humedad les llegaba por encima de las rodillas a ambos.
- ¡Hay que salir de aquí!, ¡vamos! - y acto seguido buscó el tirador de la puerta. Movió hacia él la palanca pero la puerta no se abría. Intentó empujar con el hombro, pero tampoco funcionó.
- ¡No se abre joder, no se abre!
- Es la presión, el agua hace presión y no podemos abrir.
- ¡Deja la puta clase de física y haz algo para sacarnos de aquí!
- Vale, pero deja de dar golpes a la puerta porque no podrás abrirla. Solo hay una manera de salir de aquí.
- ¿Cuál? - contestó Nico mirándole con el rostro desencajado.
- Hay que bajar una ventanilla y esperar a que...
- ¿Esperar a qué? - le interrumpió - ¿Esperar a ahogarnos? - y volvió empujar la puerta, aunque ahora con más violencia.
- Nico... Nico... ¡Nico escúchame! - gritó Berto.
Nico, se detuvo, y sin girarse se preparó para escuchar la teoría de su amigo.
- El agua nos llega por la cintura. Si no hacemos lo que te digo nos ahogaremos, ¿entiendes?.
- Sss... sí - balbuceó Nico, que había empezado a temblar, no sabía si de frío o de miedo.
- Tomaremos aire, bajaremos las ventanillas y el agua empezará a entrar. Cuando el coche esté lleno, la presión dentro y fuera se igualará y podremos salir y subir a la superficie. ¿Lo has entendido?.
- ¿Y si las puertas no se abren? ¿Y si estamos demasiado profundo? - respondió entre sollozos Nico.
continuará...
Había poca luz. Miró a su izquierda y vio a su amigo echado hacia delante, sobre el volante, pendiendo del cinturón de seguridad. Extendió el brazo hasta tocar el hombro del conductor.
- ¡Berto! ¡Berto! ¡despierta! - Gritó mientras le agitaba. Pero Berto no despertó.
Bajó la mano hacia su cuello buscando unos latidos que, tras unos instantes localizó. El pulso era fuerte, cosa que le dejó más tranquilo.
Poco a poco el aturdimiento iba disminuyendo, dejando paso a la consciencia del dolor. Le dolía mucho el cuello, la cara y el pecho. Por suerte ambos llevaban puesto el cinturón de seguridad y el coche iba equipado con cuatro airbags. "Bendita ingeniería alemana"- masculló Nico mietras se esforzaba por presionar el botón que le liberase del cinturón. Al hacerlo se escurrió hacia delante.
-Me cago en mi puta vida... ¿qué mierda ha pasado? - dijo Berto mientras se quitaba el cinturón con una mano y se palpaba la sangrante nariz con la otra.
- Pues que hemos tenido un accidente - contestó Nico.
- ¿Pero... qué cojones es esto? ¡Nico! - chilló Berto con una mezcla de terror y desesperación al mirar por la luna del parabrisas y darse cuenta de la situación.
- ¡Joder!
Ahora la sensación de humedad les llegaba por encima de las rodillas a ambos.
- ¡Hay que salir de aquí!, ¡vamos! - y acto seguido buscó el tirador de la puerta. Movió hacia él la palanca pero la puerta no se abría. Intentó empujar con el hombro, pero tampoco funcionó.
- ¡No se abre joder, no se abre!
- Es la presión, el agua hace presión y no podemos abrir.
- ¡Deja la puta clase de física y haz algo para sacarnos de aquí!
- Vale, pero deja de dar golpes a la puerta porque no podrás abrirla. Solo hay una manera de salir de aquí.
- ¿Cuál? - contestó Nico mirándole con el rostro desencajado.
- Hay que bajar una ventanilla y esperar a que...
- ¿Esperar a qué? - le interrumpió - ¿Esperar a ahogarnos? - y volvió empujar la puerta, aunque ahora con más violencia.
- Nico... Nico... ¡Nico escúchame! - gritó Berto.
Nico, se detuvo, y sin girarse se preparó para escuchar la teoría de su amigo.
- El agua nos llega por la cintura. Si no hacemos lo que te digo nos ahogaremos, ¿entiendes?.
- Sss... sí - balbuceó Nico, que había empezado a temblar, no sabía si de frío o de miedo.
- Tomaremos aire, bajaremos las ventanillas y el agua empezará a entrar. Cuando el coche esté lleno, la presión dentro y fuera se igualará y podremos salir y subir a la superficie. ¿Lo has entendido?.
- ¿Y si las puertas no se abren? ¿Y si estamos demasiado profundo? - respondió entre sollozos Nico.
continuará...
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