domingo, noviembre 28, 2004
¿De Madrid? El cielo
Mírala. Ahí está. Como cada mañana, con El País bajo el brazo y enroscada en una bufanda infinita. Con miel en la mirada y su andar certeramente inseguro.
Últimamente parece algo triste. Puede que alguna vez sus lágrimas apaguen las llamas, pero una sola risa basta para avivar las ascuas. Y de entre el fuego reanimado vuelve a erguirse. Siempre lo hace.
Mírala. Aquí viene, mirando al cielo. Le gusta el cielo de Madrid.
Ya dobla la esquina, y sonrie. Quizá el viento del Norte le trajo el abrazo de un amigo. O el teléfono sonó y una voz cálida alegró su mañana. Igual ya decidió dónde pasar el puente de diciembre. El caso es que sonríe.
Y ojalá que siempre sonría.
Feliz cumpleaños G.
Últimamente parece algo triste. Puede que alguna vez sus lágrimas apaguen las llamas, pero una sola risa basta para avivar las ascuas. Y de entre el fuego reanimado vuelve a erguirse. Siempre lo hace.
Mírala. Aquí viene, mirando al cielo. Le gusta el cielo de Madrid.

Ya dobla la esquina, y sonrie. Quizá el viento del Norte le trajo el abrazo de un amigo. O el teléfono sonó y una voz cálida alegró su mañana. Igual ya decidió dónde pasar el puente de diciembre. El caso es que sonríe.
Y ojalá que siempre sonría.
Feliz cumpleaños G.

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