jueves, mayo 20, 2004
Aroma de cambio
Un olor fresco a limón sacudió la pituitaria de Matt de tal modo que hasta los ojos se le entornaron y se llenaron de lágrimas.
- Joder Rob, ¿qué ha pasado aquí?
- Hola Matt. Pues ya ves, que estoy de limpieza.
- ¿Limpieza? - replicó atónito Matt -. ¡Pero si he tenido que comprobar mirando la fachada que se trataba de tu bar después de abrir la puerta!
- Bueno, una vez al año...
- La madre que me parió - comentó sorprendido mientras se acercaba a la barra -. ¡Pero si las baldosas son blancas y negras! Siempre había pensado que eran grises y negras.
- Muy gracioso. ¿Te pongo un bourbon o aún te dura la resaca de la otra noche?
- No, mejor ponme una cerveza bien fresquita, que hace un calor de mil demonios.
Rob sacó una Budweisser casi congelada de la cámara, la colocó sobre un posavasos verde, cuyas manchas delataban que había sido usado anteriormente y que, posiblemente volvería a ser reciclado.
- ¿Algo de picar?
- Sí, pero que sea algo que no hayas rociado con el detergente, por favor.
- Me alegra verte de buen humor Mattman.
- Y a mi me gusta tu aroma frutal Robbin.
Matt dió un trago a su cerveza y al soltarla aprovechó el viaje a la barra para capturar un par de cacahuetes que, indefensos sin sus cáscaras, no tuvieron tiempo ni de despedirse del resto.
- Bueno, ahora en serio. ¿Y éste cambio? Si has pintado el techo y todo, y limpiado los espejos y las repisas de las botellas.
- La primavera - dijo Rob sonriendo y encogiéndose de hombros.
- Yo había pensado que habías ganado un concurso de esos que te dan como premio tu peso en algo y que a ti te había tocado tu peso en detergente de limón - no pudo evitar una sonrisa malévola en su rostro antes de dar otro trago a la cerveza.
- Sabes Matt, estás tan gracioso que te voy a invitar a la cerveza.
- ¡Vaya! Muchas gracias chaval.
- Pero por aguantarte me debes tres pavos.
Terminó de apurar la cerveza y rebuscó en su cartera el dinero que pasaría a la caja registradore inmediatamente después.
- Bueno socio, me marcho.
- ¿Ya? Pero si apenas son las diez.
- Es que mañana tengo que madrugar. He encontrado trabajo, no es gran cosa pero pagará mis recibos y tus cervezas - contestó Matt mientras caminaba hacia la puerta.
- ¿Madrugar tú? No me hagas reir.
Matt salió del local, pero acto seguido introdujo de nuevo la cabeza y gritó desde la puerta:
- Por cierto, ¿qué va a ser lo próximo con lo que me sorprendas? ¿Una novia?
- Vete al diablo Matt. Y no vuelvas.
- Yo también te quiero Rob.
La puerta se cerró, los cacahuetes de la bandeja suspiraron aliviados por haber salido indemnes a otro cliente y Rob no pudo disimular una sonrisa en su cara.
Para los que no conozcan a Matt & Rob...
- Joder Rob, ¿qué ha pasado aquí?
- Hola Matt. Pues ya ves, que estoy de limpieza.
- ¿Limpieza? - replicó atónito Matt -. ¡Pero si he tenido que comprobar mirando la fachada que se trataba de tu bar después de abrir la puerta!
- Bueno, una vez al año...
- La madre que me parió - comentó sorprendido mientras se acercaba a la barra -. ¡Pero si las baldosas son blancas y negras! Siempre había pensado que eran grises y negras.
- Muy gracioso. ¿Te pongo un bourbon o aún te dura la resaca de la otra noche?
- No, mejor ponme una cerveza bien fresquita, que hace un calor de mil demonios.
Rob sacó una Budweisser casi congelada de la cámara, la colocó sobre un posavasos verde, cuyas manchas delataban que había sido usado anteriormente y que, posiblemente volvería a ser reciclado.
- ¿Algo de picar?
- Sí, pero que sea algo que no hayas rociado con el detergente, por favor.
- Me alegra verte de buen humor Mattman.
- Y a mi me gusta tu aroma frutal Robbin.
Matt dió un trago a su cerveza y al soltarla aprovechó el viaje a la barra para capturar un par de cacahuetes que, indefensos sin sus cáscaras, no tuvieron tiempo ni de despedirse del resto.
- Bueno, ahora en serio. ¿Y éste cambio? Si has pintado el techo y todo, y limpiado los espejos y las repisas de las botellas.
- La primavera - dijo Rob sonriendo y encogiéndose de hombros.
- Yo había pensado que habías ganado un concurso de esos que te dan como premio tu peso en algo y que a ti te había tocado tu peso en detergente de limón - no pudo evitar una sonrisa malévola en su rostro antes de dar otro trago a la cerveza.
- Sabes Matt, estás tan gracioso que te voy a invitar a la cerveza.
- ¡Vaya! Muchas gracias chaval.
- Pero por aguantarte me debes tres pavos.
Terminó de apurar la cerveza y rebuscó en su cartera el dinero que pasaría a la caja registradore inmediatamente después.
- Bueno socio, me marcho.
- ¿Ya? Pero si apenas son las diez.
- Es que mañana tengo que madrugar. He encontrado trabajo, no es gran cosa pero pagará mis recibos y tus cervezas - contestó Matt mientras caminaba hacia la puerta.
- ¿Madrugar tú? No me hagas reir.
Matt salió del local, pero acto seguido introdujo de nuevo la cabeza y gritó desde la puerta:
- Por cierto, ¿qué va a ser lo próximo con lo que me sorprendas? ¿Una novia?
- Vete al diablo Matt. Y no vuelvas.
- Yo también te quiero Rob.
La puerta se cerró, los cacahuetes de la bandeja suspiraron aliviados por haber salido indemnes a otro cliente y Rob no pudo disimular una sonrisa en su cara.
Para los que no conozcan a Matt & Rob...
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