A betadine:

Betadine, amigo mío,
es ciertamente alarmante
extravagante y chocante
que en estos días de frío
para vencer el hastío
rimemos de un modo incesante.

Veo que unes tus versos
en este cruce de rimas.
Sonrío al ver que te animas
quedando los tres inmersos,
espadachines diversos,
en esta plácida esgrima.

Mas tus palabras me llenan
de orgullo y satisfacción
pues la gran compensación
a los textos que el blog pueblan
es esa revelación
de que erizar el vello puedan.

Y termino comentando
mi alboroto y alegría
pues dices a sangre fría,
hasta diría aconsejando,
que deje este estilo blando.
La solución: la sangría.

A Berk, por lo dicho en su último post:

Fueron breves tus palabras
sucinto el comunicado
mas no por cortas, no bravas
fue aviso bravo y honrado.

No es que tu rima sea mala
solo es algo deficiente
pero a este ritmo creciente
acabarás como Gala.

Supe desde el principio
que tu respuesta rimada
de una treta se trataba
para estimular mi ripio.

Conocedor de ese hecho
entré al trapo, compañero,
te respondí con esmero
y palabras de despecho
pues usando tu rasero
siempre quedo yo maltrecho
al decirme satisfecho
que no escribo porque no quiero.

Que la rima no te guste
no es algo que yo inventara
tú mismo, de forma clara,
en una ocasión escribiste.
Y es por esa circunstancia
que me encuentro complacido
viendo a mi amigo crecido
rimando con consonancia.

No es que vago te llamase
¡vive Dios! eso no es cierto.
Solamente quise darte
el mismo consejo experto
a modo de baluarte
y así quedar yo cubierto
pues descubrí poco antes
no con poco desconcierto
que tu blog no actualizaste
desde el doce de este Enero.

Mas no es mi ruín intención
una lucha encarnizada
duelo,pelea, cruzada,
auténtica aberración.

Doy pública aclamación
con sincera cabezada
y me doy una panzada
de risas por tu disertación.

A Berk:

¡Pardiez! Que Dios nos asista
y nos pille confesados.
Que nos protejan los hados
del mal, que a pocos días vista
debe llegar sin dar pista,
a dejarnos malparados.

Nada bueno significa
nada bueno os lo aseguro
que Berk, novelista puro
que siempre en prosa predica
en verso va y me replica
por cierto, en tono algo duro.

Como sabrás, compañero,
discrepo de tu ponencia
pues pierdo calma y paciencia
soy presa del desespero
viendo en su blanca quiescencia
al monitor traicionero.

A veces, si tengo suerte
las palabras encadeno
en un texto que sea ameno
pero otras, por más empeño
con que me estruje la mente
no sale nada decente.

Y termino agradeciendo
el consejo que me has dado
que devuelvo duplicado
pues en tu blog llevo viendo
que me sigue recibiendo
el mismo post atrasado.

A punkicia:

Berk, de la rima contrario
de la métrica enemigo
no sólo no encuentra castigo
por su verso estrafalario
que siendo punkicia testigo
lo tilda de extraordinario.

¿Qué puedo hacer ¡oh Érato!
ante tan grande ignorancia
sin mostrar beligerancia?
Si alguien es tan cegato
más que un febril arrebato
merece toda mi clemencia.

Puede que sea la ola
de fríos cuasi polares
que entra por ventanales
a colarse por la ropa
que las manos agarrota
y que mis dedos retrae.

Quizá el motivo sean
los exámenes parciales
que en Febrero, puntuales
a estudiantes atormentan
y pueden, sin darme cuenta
sacarme de mis cabales.

Tal vez la triste verdad
que plantearme no quiero
sea que en este Enero
diez meses de locuacidad
de ficción y realidad
finalmente tengan freno.

O puede que sea usual
que las ideas no lleguen
cuando uno lo requiere
y en cambio sí es natural
la llegada casual
de la musa, cuando quiere.

Con todo esto pretendo
deciros que no estoy manco
suministro eléctrico tengo
conexión a la red voy pagando
así que más bien yo padezco
síndrome de la hoja en blanco.

Vuela, querida, vuela.
Elévate rauda, bien alto, y deja atrás el dolor del cuerpo y de las palabras.
Ya eres eterna, ya eres inmune, ya nada puede dañarte. Sube más allá de las nubes, donde las estrellas brillan por siempre y busca tu sitio entre ellas. Y la luna se pondrá celosa cuando sepa que lo más brillante del firmamento no es ella.
Hasta siempre.

El coche se detuvo al final de la escarpada carretera y ambos se apearon del vehículo. Avanzaron en silencio uno detrás del otro dejándose guiar por el sonido de las olas que rompían un centenar de metros más abajo. Las gaviotas planeaban sin esfuerzo sobre el viento que elevaba hasta la cima del acantilado el olor a salitre.

Mike llegó hasta donde el terreno firme dejaba paso al vacío y se quedó contemplando el paisaje.

- Vaya. Unas vistas magníficas.
- Así es- fue la contestación de Tony que estaba de pie a unos diez metros de Mike.
- Siempre me había parecido menos alto este acantilado. Supongo que será porque nunca lo había contemplado desde el borde.
- Y no será porque no has venido veces ¿eh?

Los dos riéron. Las sombras se hacían alargadas señal de que el Sol estaba a punto de dar por concluido su turno.

- Mike.
- ¿Sí?
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro, socio.
- ¿Por qué lo hiciste?
- ¿Cuántos años tienes, Tony?
- Tengo veinticuatro.
- Recuerdo cuando yo tenía tu edad. Era soberbio, ambicioso e impulsivo. Nada me asustaba.
- ¿Y bien?
- Pues no tardé en ascender, justo como harás tú. Lo tenía todo, chicas, dinero, coches... Pero luego fui haciéndome mayor y todo eso no me llenaba. Hasta que llegó ella.
- No me jodas que la cagaste por una mujer.
- Desde entonces mi vida a girado en torno a ella. Ella ha sido mi día y mi noche, mi esperanza y mi ilusión. Ella y después mis hijos. No podía resistir la idea de no estar a su lado ni un solo día, ni la de dejar que mis hijos crecieran sabiendo que su padre estaba en la cárcel. Así que hice lo que tenía que hacer.
- ¿Y de qué te ha servido?
- Bueno. Es cierto que no ha salido como yo tenía planeado, pero mis hijos no tendrán que avergonzarse de su padre.
- Me sigue pareciendo una estupidez.- Tony sacó un revolver de su cintura, apunto con él a Mike y amartilló el percutor-. Ahora tus hijos se quedarán sin padre y el fiscal se quedará sin testigo. En fin Mike, odio tener que hacer esto pero, ya sabes como funcionan las cosas.
- Lo sé, lo sé.
- ¿De verdad crees que mereció la pena?
- Cuando te pase a ti y tengas que pesar tu vida y la de ellos, me entenderás y verás hacia dónde se inclina la balanza. Y entonces tendrás que elegir.
- Jajajaja. A mí no me pasará.
- Pasa. Siempre acaba pasando.

El ruido de las olas se tragó el sonido de la detonación.

No sé si os pasará también a vosotros pero, hay veces que escucho una canción por primera vez y, aunque no entienda muy bien la letra, tengo la impresión de que tiene que decir algo precioso. Y luego, cuando veo la letra, resulta que es así. Con esta canción me ha pasado.

I'm not a perfect person
as many things I wish I didn't do
but I continue learning
I never meant to do those things to you
and so I have to say before I go
that I just want you to know

I've found a reason for me
to change who I used to be
a reason to start over new
and the reason is you

I'm sorry that I hurt you
it's something I must live with everyday
and all the pain I put you through
I wish that I could take it all away
and be the one who catches all your tears
that's why I need you to hear

I've found a reason for me
to change who I used to be
a reason to start over new
and the reason is you
and the reason is you
and the reason is you
and the reason is you

I'm not a perfect person
I never meant to do those things to you
and so I have to say before I go
that I just want you to know

I've found a reason for me
to change who I used to be
a reason to start over new
and the reason is you

I've found a reason to show
a side of me you didn't know
a reason for all that I do
and the reason is you

The Reason, Hoobastank




He sacado de oído los acordes y creo que suenan muy bien (quiero decir que creo que están bien). Las estrofas se tocan con Mi, re bemol, Mi, re bemol, La, Si (con escuchar la canción se ve dónde van los cambios). En el estribillo se repite la secuencia Mi, re bemol, La, Si, y en el puente Re, Mi, Re, Mi.
Y por si quedaba alguna duda: sí, estoy enamorado.

Tantas cosas pasaban por su cabeza, tantas imágenes, tantos recuerdos en tan poco tiempo, que era incapaz de concentrarse en alguno de ellos. Su corazón latía rápido, como la primera vez que la vio.

El segundero avanzaba con paso firme, ajeno e indiferente a todo y a todos. Como siempre. En un momento se cambiaría de día, de mes y de año pero, al fin y al cabo, no era más que otro segundo igual que el resto de segundos que llevan pasando desde el principio de todo.

La campana tañía, las bocas se llenaban del fruto de la vid y el segundero completaba el círculo una vez más. Y con la misma seguridad, o el mismo tedio de siempre, atravesó esa frontera invisible que jubila calendarios y araña la tersura de la piel.

Con la boca todavía llena de uvas vio como ella se acercaba. Le besó en los labios y le estrechó fuertemente contra su pecho mientras le susurraba algo al oído.

¿Un segundo como otro cualquiera? No para él. No para ellos.